domingo, 25 de septiembre de 2011

Entrevista a Giovanni Barletti antes de la presentación de su nuevo libro. De Heteróclita a Heteróclito

Por: Andrea Coaguila Gómez


Su  verdadero nombre es Giovanni Barletti Araujo, pero es conocido como Bachiche en Moquegua, Inútil entre sus amigos de la Universidad, Bicho por Katty linda, Gio por los Heteróclitos. La verdad es que tiene un sinfín apelativos, pero llamado como sea él simplemente es una persona extraordinaria que vive por el arte en todas sus expresiones. El Inútil adora el cine, la fotografía, etc.,  pero  lo que él hace bien y de una manera excepcional es escribir. A tan solo veintidós años de su nacimiento, ya está publicando su segundo libro DABAI, CHELO, DABAI,  que traducido al español es VAMOS, CHELO, VAMOS. Ahora los dejo con esta entrevista esperando conocer un poco más al Bachiche, Inútil, Bicho, Gio, y demás. Ojalá se entretengan un poco.

¿Qué significa escribir para Giovanni Barletti?
Escribir es una cosa rara, creo yo. Cuando lo estoy haciendo llega el momento en que quiero apagar la computadora y no volver a hacerlo jamás. Pero una vez que he terminado alguna historia lo único que anhelo es sentarme de nuevo y comenzar a teclear. La verdad es que no puedo vivir sin escribir. Me divierte y me mantiene muy ocupado. Además que es un placer anexo a la lectura.
¿Crees que has evolucionado como escritor después de tu primer libro?
Muchísimo. En mi primer libro el tratamiento del lenguaje era terrible. Me obliga a cerrar los ojos cuando lo leo. Mis personajes son estereotipos y sus existencias trilladas, muchas veces no tienen ningún sentido.
¿Cómo nació Dabai, Chelo, Dabai?
Todo comenzó cuando escribí una novela corta titulada: “Como quien no quiere la cosa”. Me salió —a mi parecer— tan bien que me propuse escribir todo un libro para que pudiera ver la luz. Escarbé en mi mente y nació Dabai, Chelo, dabai, que es un novela corta que le da el título al libro y narra una historia personal. No suelo escribir sobre mí, pero en esta novela corta lo hice.


¿Cuéntanos de que trata?

Básicamente, creo que los libros de cuentos, relatos, novelas cortas y demás narraciones breves no tratan de nada. Cada historia es autónoma y subsiste por derecho propio. Lo que sí se puede es encontrar distintas características en los personajes o en el desenvolvimiento de las historias que le dan forma al libro. Aunque en algunos casos ni siquiera eso. Quizá en dabai, Chelo, dabai quise plasmar lo aplastante que puede ser la realidad, no importa a qué estrato social pertenezcas o cuán alocado seas.


¿Que tuvo que pasar para que te animaras a publicarlo?

Quizá fue gracias a mi bizarro editor que, en una noche recargada de copas, me aseguró que creía en mi prosa, cosa que muy pocos aún siguen haciendo.

¿Qué diferencia   hay entre El que no corre, vuela y Dabai, Chelo, dabai?
La diferencia es abismal en cómo manejé las historias. Antes éstas me manejaban a mí. En mi segundo libro soy amo y señor de mis personajes. Es más maduro, se podría decir.
¿Tienes alguna pasión aparte de la literatura?
Me apasiona el arte. Para eso vivo.
¿Cuál es tu escritor preferido?
Me gusta mucho la literatura norteamericana, más específicamente, la escuela norteamericana del relato breve del siglo pasado. Entre ellos destaco a Hemingway, Sherwood Anderson y Raymond Carver. Este último con especial delectación.
¿Qué novela o cuento te cambió la vida?
Siempre recuerdo la “Muerte en Venecia”. Sus descripciones hermosas me demostraron que sí valía la pena seguir en el mundo. Los cuentos de Carver y Anderson creo que me enseñaron a escribir.
 Por último, ¿qué escritores y cuentos nos recomiendas?
No lo sé. Creo que se trata de que cada uno descubra sus propias lecturas. Por ejemplo, a mí me gustan las historias donde no sucede nada, pero que están narradas magistralmente. Recomendaría leer a los norteamericanos y a Maupassant.
Las historias, antes éstas me manejaban a mí. En mi segundo libro soy amo y señor de mis personajes.

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